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Relativizando la gravedad de las violaciones sexuales a mujeres adolescentes y adultas

Sobre la propuesta de pena de muerte

Publicado: 2017-11-01


No estoy en desacuerdo con penas altas para la violación sexual de niños y niñas, lo que indigna es que un tema tan delicado se utilice para invisibilizar la violencia sexual contra las adolescentes y las mujeres adultas, el sistema de género (machismo) que permanentemente la legitima, así como las responsabilidades que existen en su prevención, atención y sanción.

Eso pasa ahora con la propuesta de pena de muerte, y eso es lo que ha pasado en los últimos años.

Algunos datos:

- Desde la emisión del Código Penal de 1991, el delito de violación sexual a menores de edad se ha modificado 7 veces (Ley 26293, Decreto Legislativo 896, Ley 27472, Ley 27507, Ley 28251, Ley 28704, Ley 30076). En la mayoría de los casos para endurecer las penas. Inicialmente, cuando las víctimas eran menores de 14 años la sanción era de 5 a no más de 15 años de pena privativa de libertad; mientras que ahora la sanción va de 30 años a cadena perpetua. La legislación penal peruana, en materia de violación sexual a menores, es la más dura en Sudamérica.

- Frente a ello, el delito de violación sexual a mujeres adultas se ha modificado 4 veces (Ley 26293, Ley 28251, Ley 28704, Ley 30076). Inicialmente la pena era de 4 a no más de 8 años, y ahora de 6 a no más de 8 años. Es decir, la pena casi no se ha modificado. En el Perú, la pena mínima por la violación sexual a una mujer adulta es la sexta parte de lo que le corresponde a la pena mínima de una niña de 10 años; desproporción que no se replica en ningún país en Sudamérica.

Este doble estándar en las penas, da un mensaje nefasto: la violencia sexual contra las adolescentes mayores de 14 y las mujeres adultas no es tan grave. 

En ese sentido, más allá de los argumentos contra la pena de muerte; lo cierto es que el momento político en el que ésta fue colocada  desvió el debate que estábamos iniciando y que era crucial para abordar el tema.  De pronto, dejamos de hablar de las niñas embarazadas, de la precariedad de las mujeres en los espacios privados y públicos, de las cifras que generaron el debate sobre #PerúPaísDeVioladores; y pasamos a hablar de la posibilidad jurídica de aprobar la pena de muerte en el Perú.

Ese cambio no es casualidad, pues seguir hurgando en la realidad de la violencia sexual nos obligaba a remirar la responsabilidad del Estado y nuestra responsabilidad como sociedad e individuos frente a este problema tan expandido. Nos obligaba a mirar qué se está haciendo frente al sistema de género imperante y el machismo que termina justificando y alentando la violencia sexual cotidiana. Y siendo más específica, obligaba a todos a visibilizar el rol nefasto que están jugando los grupos fundamentalistas, con su campaña de desinformación sobre el enfoque de género, en la  paralización y retroceso de iniciativas serias para abordar el problema.

En síntesis, la propuesta de Pena de Muerte fue una estrategia eficaz para desviar la atención y no hablar sobre el fondo del asunto. 

#AsíEstamos


Escrito por

Jeannette Llaja

Abogada Feminista, con especialización en derechos humanos, derecho constitucional y género.


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